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Muchas veces nos sentimos raros o confusos y no sabemos bien lo que nos pasa, sentimos cosas que no logramos identificar. A la vez, la capacidad de identificar lo que nos está pasando es uno de los primeros pasos para poder enfrentarnos a ello.

Actualmente se habla mucho de gestión emocional, de reconocer nuestros sentimientos, dejar salir nuestras emociones…pero cuál es la diferencia entre sentimiento y emoción?

Estos conceptos suelen dar lugar a confusión, usándolos como sinónimos cuando no lo son.

El concepto de sentimiento surge de una expresión procedente del latín “sentire” que significa pensar, opinar o darse cuenta de algo.

El concepto de emoción viene del latín “emotĭo”, que significa “movimiento o impulso”.

Paul Ekman es uno de los grandes expertos estudiosos de las emociones y sus expresiones faciales, y luego de años de creer que las emociones tenían un origen cultural y aprendido, descubrió –algo que Charles Darwin ya había señalado- y es que hay un conjunto de emociones básicas que son innatas y producto de la evolución. Un complejo conjunto de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón y que son  producidas por el cerebro ante un estímulo.

Estudiando diversos grupos de individuos de distintas partes del mundo, cultura e incluso aborígenes que viven fuera de la sociedad, encontró que ante la pregunta “ qué cara pondrías si te sintieras…”, las expresiones faciales eran las mismas en diferentes culturas. De esta investigación se llegó a la conclusión que hay un “set” de emociones básicas que todas las personas sentimos independientemente de la edad, el género, o la cultura.

Ellas son: La alegría, la tristeza, la ira, el miedo, la sorpresa y el asco.

TODOS SENTIMOS ESTAS EMOCIONES Y NO ELEGIMOS SENTIRLAS.

Según las situaciones, quizás, logramos identificarlas y “elegir” como las demostramos, pero no sentirlas.

Los sentimientos, en cambio, surgen de la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional. Los sentimientos son conscientes y las emociones son inconscientes, en tanto que son reacciones automáticas ante estímulos. Las emociones son producidas en líneas generales,  por estímulos exteriores e interiores (recuerdos, pensamientos, evocaciones). Suelen aparecer de forma súbita, sin esperarlo, bruscamente, manifestándose en la expresión corporal.

En el momento que tomamos conciencia de las sensaciones (alteraciones) de nuestro cuerpo al recibir ese estímulo, la emoción se convierte en sentimiento. Es decir, en el momento que notamos que nuestro organismo sufre una alteración (por ejemplo: mariposas en el estómago,…) y somos conscientes de ello, etiquetamos lo que estamos sintiendo (la emoción), en este caso tendríamos un sentimiento de placer, alegría, satisfacción,…

Las emociones por tanto serían un estado de excitación o perturbación más o menos espontánea y que puede durar desde segundos hasta horas. Las emociones son cortas pero el sentimiento es largo. Podríamos decir que un sentimiento es como una cadena y cada uno de los eslabones son las emociones.

Por todo esto entendemos que nuestro bienestar tiene mucho que ver con la capacidad de identificar lo que nos está pasando sin luchar contra ello, comprendiendo que lo que sentimos no puede ser modificado por nuestro pensamiento. Podemos modelar cómo reaccionamos, pero no qué sentimos.

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